Este fin de semana hemos descubierto a Jean-Marc Valée, un cineasta canadiense que promete. El sábado vimos Café de Flore, película de historias cruzadas con un guión muy original y una banda sonora excepcional que resulta ser una pieza fundamental del puzzle argumental.
Hoy le ha tocado el turno a C.R.A.Z.Y., drama centrado en la infancia y adolescencia de Zac, uno de uno de los cinco hijos de un matrimonio conservador y religioso de Canadá durante los años 70 y 80. Una buena reflexión sobre las relaciones familiares y la aceptación de la homosexualidad en la que, de nuevo, la música juega un papel esencial.
Casualmente, esta misma tarde ha llegado a mis oídos dos veces esta canción de David Bowie, quien últimamente no para de cruzarse en mi camino.