Tras haber sido condenado a muerte, Sócrates
se pasó la última noche de su vida aprendiendo a tocar una complicada melodía
con su flauta. Sus amigos, que estaban desolados, le preguntaron para qué
perdía el tiempo en eso. “¿Para qué va a ser?”, contestó: “¡Para aprenderla
antes de morir!”.
lunes, 24 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
Contrarreloj
Pienso en las historias contenidas en las páginas de los libros que
nunca leeré, por falta de tiempo, por desconocimiento o por muchas otras
razones. Sé que están ahí y voy contrarreloj. Me resulta imposible no temblar
ante esa imagen de impotencia y sólo encuentro consuelo en mi esfuerzo, tan grande y tan pequeño al
mismo tiempo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)