Pienso en las historias contenidas en las páginas de los libros que
nunca leeré, por falta de tiempo, por desconocimiento o por muchas otras
razones. Sé que están ahí y voy contrarreloj. Me resulta imposible no temblar
ante esa imagen de impotencia y sólo encuentro consuelo en mi esfuerzo, tan grande y tan pequeño al
mismo tiempo.
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